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Foto del escritorJuan Rey Lucas

JJ72 (Disco homónimo: álbum negro)

Actualizado: 9 feb 2021

“Los músicos existen independientemente de los términos de marketing o categorizaciones”


Dwight Yoakam


“Si no fuera por la música habría más razones para volverse loco”


Piotr Illich Tchaikovski



Recomendaremos a veinte años de su gestación, con una banda que solamente duro dos lustros en la escena musical –de 1996 a 2006-: JJ72 formado en Dublín, Irlanda, cuenta con Marck Greaney en la voz, guitarra y piano, Hilary Woods en el bajo y segunda voz, y Fergal Matthews en la batería. Contaron con varios singles durante su carrera, pero producidos son dos discos completos en su haber. El disco que lleva el nombre de la banda (el álbum negro), que es el que tenemos el disfrute de mediar por las vías de la red. A comparación del segundo (el ecléctico y fantástico “I to sky”), es el porfolio oscuro el que tiene como virtud al lado de su hermanito menor, mucha más cohesión, más consistencia. Sus velocidades musicales siempre son en favorecimiento de la fuerza, de la lozanía, de la corpulencia de la banda. No hay canción que no de pauta, sino que mantiene una plenitud, una proliferación que no deja de otorgarnos deliriums tremens. El disco es sacado en el año 2000. Uno puede percatarse sobre la homogeneidad que habita entre ellos. A pesar del escueto periodo alcanzan una solvencia inagotable: la consecuencia desemboca en este pletórico constructo melódico (de hecho, salen cinco sencillos en comparación con el siguiente que contará sólo con dos canciones sacadas al mercado). Todo el arsenal polifónico de la banda explaya y se hace presente en cada rola: Inician con quizá sea la más comercial del mismo: la estupenda, desoladora y armoniosa “October swimminer”; continua la cuasi-baladesca, idílica y con aires a la Queen “Undercover angel”; se vuelven a empalmar en la aceleración acompasada, y purificadora con “Oxigen”; después de tres vértigos se amoldan en la serena, moderada y muy sartreana “Willow”. Prosigue el buen rock and roll con la vigorosa y enérgica “Surrender”. Después, nos enfrentamos a la etapa alegre de la banda con la poperona, risueña y divertida “Long way song” (esa letra incisivamente alegre: Torrential high seas / dragged to my knees / bleeding perfumed blood / magic mixed with mud) Nos encontraríamos con otra joya de la banda: la melancólica y taciturna “Snow”. Tan sólo con guitarra eléctrica y su voz, Mark Greaney se eleva en la ríspidamenteaciaga “Broken down”; para después embelesarnos con la dulce “Not like you”. Vendría una de las tonadas rockeras (estoy seguro de ello, apelo tanto al sentimiento como a la eficacia de la canción) más extraordinarias de la historia: la inusitada, exorbitante, e ingente “Algeria”, tanto Greaney, Woods y Matthews alcanzan combinaciones, medidas, y coloraciones brutales. Toda la canción no tiene desperdicio, es un himno a la vida. Poesía instrumental. Es una secuencia de dislate al igual que su sucesión de las estaciones del año: “Spring dies summer arrives / summer dies autunm arrives / autunm dies winter arrives / forever and ever”. Todo el cumulo de dolor se ha expuesto cuando, de nuevo para culminar Greaney se mueve sólo entre su voz, la poderosa batería de Matthews y el siniestro bajo de Woods para conmocionar y revelarnos la desgarrada, despedazada y nietzscheana “Bumble bee”. La totalidad del disco discurre por lo maravilloso y pasmoso. Las simetrías ya sean paulatinas o intensivas jamás pierden vehemencia. En cultura general es más común saber de U2 o de Enya de la Isla Esmeralda, pero lo que hizo JJ72 fue adoptar sus propias armas y sacar en dos discos -y variados sencillos- lo que muchas bandas jamás logran en toda su historia: una innegable veracidad de creación artística.









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