Con mucho goce melómano, nos desenvolveremos por una de las bandas más genuinas, y tal parece que la única de las tantas agrupaciones que sobrevivieron a la genial década de los 90´s la cual fecundó grandes grupos, pero que por diversas circunstancias de deshacían o no mantenían el alto vuelo de sus mismas producciones. Bueno, he aquí a la mejor de ellas, en tanto que es la que ha permanecido siempre en alto nivel musical. El Riot Act es el disco que en su salida ha tenido la menor de las ventas para el grupo. Pero para ser el primero del siglo veinte uno, tiene una calidad increíble, y que puede verse como una de las grandes construcciones de la banda. Con una excelente base en cualquiera de su ángulos instrumentales: Con Jeff Ament en el bajo, Stone Gossard en guitarra, y en la segunda Mike McGreadey, en la vocalidad y guitarra de igual manera está Eddie Vedder, y en la batería Matt Cameron. La banda ya transita por vastedades armónicas que le da su mismo peso en el viaje de su carrera para darse infinitos lujos y grandes toques (de hecho Vedder se corta el pelo, como haciendo alusión a lo signifique el pelo largo en sus anteriores y posteriores coyunturas).
Emprenderíamos el disco con la intensificada “Can´t keep”, para seguirnos con la avasalladora y consistente “Save you”. Continuamos con la más mohína de la banda, la sosegada “Love boat Capitan”. Después vendría la genialmente epistemológica y con tinturas labratorias “Corpduster”, con ese perspicaz coro: “Todo el mundo está practicando / pero este mundo es un accidente / Era un tonto porque pensaba / que yo pensaba al mundo / resulta que el mundo me pensaba / Está todo al revés / estamos boca abajo”.
Retornaríamos al buen rock con la veloz, ultrajante y elevada “Ghost”. Para seguir con el primer sencillo que sacaría la banda del disco: la icónica, genuina y perenne “I am mine” –un agasajo de canción- . Nos pondríamos melodiosos, con la travesistica y trayectorica “Thumbing my way”. Nos retrotraemos con la flemática, y pulsante “You are”. Para devenir furtivos con la ochenterona, y aventurera “Green disease”. Volveríamos a las zonas del rock puro con la secante, dura y directa “Get right”. Para darnos una pauta y desembocar en la funesta, y siniestra “Help help”. Nos colocaría la banda ya en terrenos bluseros con la tabernesca, mesóna, y cruda “Bushleaguer”; para continuar con la colérica, muy sacalepunta, y cabrona “1/2 Full”. Después Vedder nos daría un paréntesis existencial con la contemplativa y cuasi-budistica “Arc”.
Para tapiar el disco de manera estupenda (y perfecta cerrazón) con la extremosamentemorosa “All or none” Tal vez a Riot Act no se le ha dado el justo valor que el disco merece; ya casi habiendo pasado un poco más de dos lustros tras su producción. Pero que con el paso y peso de los sucesos se podrá reivindicar. Es obvio que hoy en día se le llene de loas y documentales a la banda por su trayecto, pero que siempre se ha movido de manera atípica, antinatural al lado de las otras agrupaciones. Esto siempre suele suceder con entes que siempre permanecen ocultos en el mundo, y que tras volver a acontecer las miserias del mundo. La pobreza, la hambruna, las calamidades culturales (que en nuestro país esto ya es parte del mismo), aparecen de forma abundante, y hacen catalizar las fuerzas a vías más plenas, más finas, más llenas de vida. He aquí a un clan que hace de ello una bandera: el movimiento undergruond que es como empezaron en sus mocedades. Pero que es el tiempo, las historia, quienes están a su favor, por ser buen y excelente alimento artístico. O como le gustaba decir a Henri Bergson la duración es lo que contará.
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